"Pancho Cabral, cantor y poeta, se propone como tema de estudio el proceso de formación de la chaya riojana, nacida de la vidala y de la tonada llanista. Este es una cuestión de verdadero interés. En el mapa musical de la région NOA cada provincia ha desarrollado rasgos distintivos, materia estudiada por musicólogos, como Manuel Gómez Carrillo, Carlos Vega e Isabel Aretz. 
[...] Relaciona con propiedad la vidala chayera cantada en La Rioja con la fiesta del carnaval. Recuerdo haber presenciado en mi infancia riojana, la actividad de las pacotas que animaban esa fiesta, montadas a caballo y en burros recalando en distintos hogares y cantando chayas con dedicatorias a las dueñas de casa. Una de ellas decía: "recién vengo de Talamuyuna, la vidalita un ramo de flores para doña Genuaria (aquí el nombre podía variar según la destinataria), de noche vengo y al alba me voy". El autor señala los elementos constitutivos de la fiesta: el agua, la harina y el almidón para mojarse y rociarse, la albahaca que adornaba y perfurmaba a los chayeros. El no sólo recopila distintas versiones de ese género, si no que aporta coplas de su autoría. Así por ejemplo: 

"la luna de la quebrada 
viene trayendo secretos 
de algún amor escondido 
en el pozo de los vientos". 

No ocurre frecuentemente que el poeta sea también músico y además se proponga investigar el origen de su quehacer. Atahualpa Yuapanqui fue poeta y músico; también Jaime Dávalos y Ramón Navarro. Salteño el primero, riojano el segundo. Yupanqui, nacido en Pergamino vivió en Tucumán y cantó al noroeste como ninguno. Celebro que Pancho Cabral haya emprendido la redacción de este libro que a la vez es canto e investigación. Y con su andar itinerante por los más prestigiosos escenarios se haya constituido en el cantor emblématico de La Rioja. Porque además siempre se está yendo pero siempre está volviendo a su amada tierra riojana."

 

ARMANDO RAUL BAZAN/ Miembro de la Academia Nacional de Historia